RED DE PERIODISTAS RURALES
- El pastoreo digital, con tecnología de geolocalización, permite hacer un pastoreo preventivo frente a los incendios forestales
- El agente forestal David Martín Vázquez lucha por recuperar la cabra de raza hurdana con ayuda del pastoreo digital
David huele a humo. Es agente forestal y hoy trae las manos renegrías de tizne. Hemos quedado cerca de Pinofranqueado, en Las Hurdes Bajas, para hablar del milagro de sus cabras jurdanas, una raza a punto de desaparecer del mapa. Pero una alerta de incendio a las afueras de Caminomorisco, el pueblo vecino, le hace llegar con horas de retraso. Viene preocupado porque conoce el monte y sabe de sobra que la cosa pinta mal este verano.
El incendio de hoy solo ha sido un aviso pequeño, de control rápido. En realidad, a David Martín Vázquez le inquietan otros fuegos, los que sorprenden de forma explosiva y rabiosa, esos que pueden dejar acorralados a pueblos y alquerías de la Comarca extremeña, como puede ocurrir en otros lugares, conteniendo el aliento al fondo de un saco, en una especie de callejón sin salida, cercados por las llamas.
Muchos hurdanos no se sienten seguros. Algunos piensan que si llega el fuego, lo mejor será resistir dentro de casa; tapar las rendijas de puertas y ventanas con toallas húmedas para cerrar el paso a los humos tóxicos. Y esperar; aguantar a que el incendio salte por encima, rugiendo entre las copas de los pinos. Solo de escuchar este relato, se hiela la sangre.
Suena el rebaño. Los cencerros anuncian la vuelta a casa. Está cayendo la tarde. Marta mira el móvil y comprueba que todo está en orden, que los animales siguen dentro del redil. El pastoreo digital tiene muchas ventajas. Para empezar, esta profesora de Artes Plásticas se ha reconciliado con las 40 cabras de David, porque ahora sí se trata de una actividad complementaria y bastante más llevadera para ambos.
Cuando David estaba a punto de deshacerse de estos animales, una raza que se propuso revitalizar a toda costa, Gonzalo Palomo, un investigador de la Universidad de Extremadura le descubrió el collar para el pastoreo virtual desarrollado por una empresa noruega. Y lo probaron. Y entrenaron a las cabras. Primero escucharon el sonido, una música que advertía del límite del cercado. Las que no se daban por aludidas, seguían buscando pasto más allá del vallado virtual. Y entonces las más atrevidas sentían un impulso eléctrico. Un chispacillo, a decir del ganadero vocacional.
Aún está en estudio el efecto psicológico del pastoreo virtual en los animales. Pero ya se vislumbra que las ovejas tienen un umbral más alto de dolor y se atreven a transgredir el límite establecido, soportando tres impulsos eléctricos, con tal de saborear un pasto fresco.
Lo que sí parece demostrado es que este sistema tiene un alto valor añadido en la prevención de incendios forestales porque los animales comen, como si hubieran leído la normativa, en el área periurbana del núcleo de Pinofranqueado, de forma que mantienen limpios de rastrojos y material inflamable los caminos que rodean y llevan al pueblo. Las cabras de David, uno de los cuatro rebaños de caprino jurdano que queda en la Comarca, actúan como un eficaz seguro contra incendios, y se mueven en los límites que marca su collar de geolocalización, sin entrar en los huertos vecinos, en medio de unos montes que son, en un 90 por ciento, de dominio público.
En Osacáin (Oláibar, Navarra) Sergio Cobo huele la lluvia antes de que caiga el chaparrón. En ese instante, no piensa en otra cosa que en segar los campos de forraje, esa hierba que crece en su tierra sin necesidad de cultivar. Cuando llegue, él verá caer agua del cielo como gotas de oro. Por eso, no deja tiempo para mucha conversación; tiene que cosechar, cuidar vacas, cabras y ovejas, hacer 3.000 kilos de queso curado, cada año. Esta es su forma de vida, sin apenas tregua.
El navarro Sergio, propietario de 57 hectáreas de prado y 150 de monte, sabe gestionar la incertidumbre de cielo y tierra, también los avatares de la gestión política del rural que se sigue haciendo desde las ciudades. Y aún así le apasiona el monte. Eso fue lo que transmitió, cuando el alcalde de Pinofranqueado (Las Hurdes, Cáceres), José Luis Azabal Hernández, lo invitó a contar su experiencia digital en la Escuela de Pastores.
“La gente quiere que vivamos en el siglo XXI currando como en el siglo XII, pero nosotros queremos hacer una vida más normal, tener tiempo para estar con la familia y poder estar con los amigos”, dice este ganadero para explicar que el pastoreo digital les da libertad. Los primeros que probaron la tecnología noruega de geolocalización, fueron algunos ganaderos de Álava. “Nos dimos cuenta de que funcionaba de verdad”, dice Sergio, que ahora tiene 40 vacas de raza escocesa con los collares digitales. Cada collar, compuesto por un dispositivo de freno, una cadena y un cierre de plástico, le ha costado 150 euros, aunque ya cuesta el doble en el mercado. Así que de momento, su rebaño de cabras y ovejas pastorean al estilo tradicional.
Y su relato prendió. El mapa se cruzó en diagonal y enganchó al navarro Sergio con el hurdano David, el que huele a humo y no espera ganar dinero con su sueño de recuperar la raza de cabra jurdana.
La vida, para David y Sergio, pasa por el ganado y por el pastoreo preventivo, el que guía al rebaño por lugares no accesibles o por caminos de acceso a los pueblos que deben estar limpios como medida preventiva frente a los incendios forestales. David está convencido de que su pastoreo preventivo con tecnología de geolocalización es eficaz para cortar el paso al fuego, cuya voracidad conoce bien y ha combatido en el último incendio que ha quemado más de diez mil hectáreas en Las Hurdes y Sierra de Gata. Sergio echa sus vacas al monte, entrenadas para el pastoreo digital, y está contento de que lleguen a lugares impensables tiempo. “Nosotros somos los jardineros del monte en todo el país”, concluye.
Agustina Sangüesa Alba
Periodista rural, co-fundadora de la Red de Periodistas Rurales